Archivo mensual: septiembre 2012

Autoridad

Autoridad. Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia (Diccionario de la Real Academia Española).

José Toribio Medina (1852-1930) fue un prestigioso bibliógrafo e historiador chileno. Su principal legado ha sido la importante recolección de fuentes para el estudio de la historia de su país y de América que realizó a lo largo de su vida, las cuales actualmente constituyen la Biblioteca José Toribio Medina, una de las salas de la Biblioteca Nacional de Chile. Medina se interesó por el empleo de la historia americana en el teatro español del Siglo de Oro y publicó en 1915 Dos comedias famosas y un auto sacramental[1]. En el prólogo de dicha edición, el historiador estudia este conjunto de comedias, entre las cuales incluye La aurora en Copacabana de Calderón, sobre la cual comenta:

El asunto era de todo punto inverosímil de por sí, y para desarrollarlo el eximio dramático hubo de incurrir en anacronismos estupendos, contando sin duda con la ignorancia del pueblo a que se dirigía, pero que en ningún caso pudo llegar hasta el extremo de suponer que los conquistadores arribaran por mar a aquel teatro en que se desarrollaba la escena y que su primer descubrimiento fuera el de una laguna situada en los más alto de las cordilleras del Perú[2].

Evidentemente, el comentario de Medina debe entenderse en su contexto: historiador de formación, influenciado por el positivismo decimonónico y ajeno a los principios que guían a la comedia nueva en general y a su subgénero histórico en particular. Sin embargo, algo que no excusa dicho contexto es el error de lectura que comete al proponer como ejemplo inicial de los “disparates” de Calderón el ubicar la llegada de los españoles al Perú en el mediterráneo lago Titicaca, cuando en la comedia claramente se señala Tumbes como escenario del desembarco de los trece de la fama:

a cuyo efecto hasta Tumbes,
donde el Sol su templo ostenta,
a recibirte venimos
diciendo en voces diversas… (vv. 37-40)

A esto se añade que en la edición de la comedia de Hartzenbusch  (la que Medina debió consultar, pues al inicio de su estudio se refiere a la Biblioteca de Autores Españoles de Rivadeneyra), se añadieron acotaciones que especificaban el espacio de las acciones. La primera aparece después de la lista de personajes: “La acción pasa en Tumbes, en el Cuzco, en Copacabana y en otros puntos”. Y la segunda, al comienzo de la primera jornada: “Playa de Tumbes, con vista de mar”[3].

Medina, falible como lo somos todos, cometió un error. Sin embargo, las repercusiones de su fallida lectura, gracias a su autoridad, llegan hasta la actualidad. Así, el historiador chileno-español Leopoldo Castedo, en su libro Chile. Utopías de Quevedo y Lope de Vega (1996), considera que el “autosacramental (sic)” La aurora en Copacabana:

reúne el mayor cúmulo inimaginable de fantasías, ciertamente erradas las más de ellas, sobre el Nuevo Mundo, el Alto Perú en este caso. La acción tiene lugar a orillas del lago Titicaca, en la aldea de Copacabana, escenario de las solemnidades con las que Huáscar y sus acólitos celebran un rito indígena […] No deben extrañar a sus muchos lectores las libertades geográficas del extraordinario dramaturgo, si recuerdan que en la segunda jornada de La vida es sueño, Segismundo arroja al criado rebelde por el balcón del castillo en el que permanece aherrojado, según el texto original, “en lo alto de un monte” supuestamente cerca de Varsovia. Otro criado dice: “cayó del balcón al mar” (es posible que el desliz despreocupado e inocente tuviera por objeto concertar la rima con la frase inmediata de Estrella: “Llegad todos a ayudar”)[4].

Es claro que Castedo no leyó la comedia  y solo se limitó a parafrasear las apreciaciones de Medina (al que ciertamente tampoco leyó atentamente, pues se hubiese percatado de que se trataba de una comedia y no de auto sacramental[5]). A estas añadió sus personales intuiciones sobre La vida es sueño. Pero, a mi parecer, el error más grave que cometió el historiador fue obviar la producción crítica existente sobre esta comedia, en la cual destaca un artículo del crítico César García Álvarez (también chileno-español como Castedo), dedicado al estudio de sus fuentes[6]. Publicado en 1981 (es decir, 15 años antes que el libro de Castedo), el principal mérito de dicho trabajo radica en que fue el primero en realizar un cotejo entre las fuentes históricas y el texto de la comedia. A pesar de este logro, también se encuentra bajo la órbita de la influencia de Medina.

Al abordar la fecha de composición, García Álvarez la dató en 1672 apoyándose en el citado prólogo de Medina[7]. Sin embargo, en ninguna parte de dicho prólogo, Medina sugirió tal datación. Sobre este punto, el historiador solo se limitó a mencionar 1672 como fecha de publicación de la comedia en la Cuarta parte de comedias y no la vinculó con la fecha de su composición[8]. Asimismo, de acuerdo con el único dato sobre la representación de la comedia durante el siglo XVII que hasta el momento tenemos, esta datación está completamente descartada, puesto que, según Nieto Nuño, en su edición del Diario del Conde de Pötting (representante diplomático en Madrid del emperador Leopoldo I entre los años 1664 y 1674), la comedia fue representada el 16 de noviembre de 1669:

Fuime con la condesa a la comedia, del origen de Nuestra Señora de Copacabana en las Indias, asunto bellísimo[9].

La autoridad, aunque en principio es un concepto positivo, puede volverse pernicioso si, en lugar de despertar nuestro sentido crítico, lo adormece y nos convertimos en meros satélites de ella, tanto de sus aciertos como de sus errores.


[1] Los textos editados por Medina corresponden a las comedias El gobernador prudente de Gaspar de Ávila y La bellígera española de Ricardo de Turia, y al auto sacramental La Araucana, atribuido a Lope de Vega.

[2] Medina, 1915, pp. 136-137.

[3] Comedias, 1858, vol. 4, p. 235.

[4] Castedo, 1996, p. 71.

[5] Si hubiese leído a Medina con más atención, Castedo se hubiese ahorrado la infructuosa búsqueda que, como él señala, realizó de La aurora en Copacabana en el tercer tomo del teatro de Calderón editado por Valbuena Prat en Aguilar, tomo que está dedicado a los autos sacramentales.

[6] “Las fuentes de La aurora en Copacabana de Calderón de la Barca”, Revista Chilena de Literatura, 16/17, 1980/1981, pp. 179-213.

[7] García Álvarez, 1980/1981, p. 185.

[8] Medina, 1915, p. 136.

[9] Nieto Nuño, 1993, vol. 2, p. 73.

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Fatih Akin und Gegen die Wand

Fatih Akin ist ein deutscher Regisseur. Er ist 1974 in Hamburg geboren und im multikulturellen Hamburger Stadtteil Altona aufgewachsen. Seine Familie ist aus der Türkei. Deshalb kommen in seinen Filmen Figuren vor, die sich, wie Akin, zwischen diesen zwei Welten befinden: Deutschland und der Türkei.

Akin  hat sechs Spielfilme und sechs Kurzfilme gedreht. Der Film, der ihn bekannt gemacht hat, war Gegen die Wand (2004). Für diesen Film hat er einen Goldenen Bär und andere wichtige internationale Preise gewonnen, unter anderem einen Goya als bester europäischer Film.

Gegen die Wand ist ein eindringliches Drama. Es handelt sich um die Geschichte von Sibel und Cahit, einem deutschtürkischen Paar, das eine Vernunftehe geschlossen hat. Die Idee dazu hatte Sibel. Sie möchte die Freiheit erleben, die ihre konservative Familie ihr nicht erlaubt. Sie hat Cahit im Krankenhaus kennengelernt, wo sie als Patienten waren. Beide hatten versucht, sich das Leben zu nehmen.

Aber der Film hat aus anderen Gründen eine Diskussion hervorgerufen, als die Boulevardzeitung Bild die Vergangenheit von der Schauspielerin Sibel Kekilli, Sibel im Film, als Pornodarstellerin enthüllt hat. So hat eine dreckige Hetzkampagne gegen Kekilli begonnen, die erst geendet hat, als der Deutsche Presserat für die Schauspielerin eingetreten ist. Zurzeit werden die Hochzeitsanzüge von Sibel und Cahit und das Drehbuch im Filmmuseum in Berlin aufbewahrt.

Akin hat auch zwei Komödien und drei Dokumentarfilme gedreht. Er ist verheiratet mit der deutschmexikanischen Schauspielerin Monique Obermüller, deswegen spricht er ein wenig Spanisch.

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Calderón, Perú y Polonia (2)

En entradas anteriores me había referido al interés de Urszula Aszyk por La aurora en Copacabana de Calderón. Gracias a su gentil colaboración, a continuación una lista completa de sus artículos sobre dicha comedia:

  • «Sobre la teatralidad de la comedia española del siglo XVII: La aurora en Copacabana de Pedro Calderón de la Barca», Zagadnienia Rodzajów Literackich, 87-88, 2001, pp. 7-30.
  • «La puesta en escena en La aurora en Copacabana», en Calderón 2000. Actas del Congreso Internacional, IV Centenario del nacimiento de Calderón, ed. I. Arellano, Kassel, Reichenberger, 2002, vol. 2, pp. 49-61.
  • «»¿Qué ves en aquesta gruta?” (sobre el texto y la puesta en escena de dos cuadros de La aurora en Copacabana de Pedro Calderón de la Barca)», Scriptura. Estudios sobre el teatro del Siglo de Oro, 17, 2002, pp. 33-46.
  • «Rzeźbiarz i jego dzieło na scenie: La aurora en Copacabana i La estatua de Prometeo» [El escultor y su obra en el escenario: La aurora en Copacabana y La estatua de Prometeo], en: Calderón: tradycja i współczesność [Calderón: tradición y contemporaneidad], coord. U. Aszyk, Katowice, Uniwersytet Śląski [Universidad de Silesia], 2002, pp. 36-48.
  • «La aurora en Copacabana de Calderón de la Barca: en torno a las fuentes de inspiración», en: Actas del Congreso «El Siglo de Oro en el nuevo milenio», ed. C. Mata y M. Zugasti, Pamplona, EUNSA, 2005, vol. 1, pp. 217-230.
  • «Calderonowska dramatyzacja podboju i ewangelizacji Peru. Przyczynek do badań nad migracją i transformacją barokowego dyskursu historyczno-religijnego» [La dramatización de la conquista y evangelización del Perú. Una contribución al estudio de la migración y transformación barroca del discurso histórico-religioso], en: W kregu literatury i kultury iberyjskiej i iberoamerykanskiej. Migracja i transformacja dyskursow – dialog miedzykultorowy, ed. U. Aszyk, A. Flisek, L. Grutzmacher y K. Kumor, Warszawa, Wydawnictwa Uniwersytetu Warszawskiego, 2009, pp. 13-36.
  • «La aurora en Copacabana de Calderón de la Barca y The Cruelty of Spaniards in Peru de William Davenant frente a la leyenda negra», en Actas del XVI Coloquio Anglogermano (en imprenta).

Warszawa

 

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Karajan

A propósito de una nota de la Berliner Philharmoniker sobre su cooperación con Sony.

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«Espiritismo» de Juana Manuela Gorriti

Durante  el siglo XIX, hubo una importante y activa participación femenina dentro de los círculos intelectuales limeños, dominados hasta ese momento por hombres. Por ello, Mercedes Cabello de Carbonera, Clorinda Matto de Turner, Carolina Freire de Jaimes, Teresa González de Fanning y Juana Manuela Gorriti son una suerte de «pioneras», pues fueron las primeras mujeres en ingresar al ámbito del discurso público.

Juana Manuela Gorriti destaca dentro de este conjunto. Nació en Horcones (Argentina) en 1818. Hija del general José Ignacio de Gorriti, su familia tuvo que emigrar a Bolivia en 1831  tras la derrota de los unitarios. Dos años después se casó con el militar boliviano Manuel Isidoro Belzú. Desterrado por conspirar contra el gobierno de José Ballivián, Gorriti acompañó a su esposo a Lima. En 1843 Belzú regresó a su país, pero ella permaneció en la capital peruana, donde organizó y presidió las llamadas «veladas literarias», en las que participaron los principales intelectuales peruanos (Ricardo Palma, entre otros) de aquella época.

Escribió cuentos y novelas que fueron publicados en distintos diarios y revistas sudamericanos y europeos. El que recojo a continuación es un breve relato que muestra el cultivo de lo fantástico en su narrativa. En este sentido, como Mizraje* señala, el espiritismo sirve:

para abrir una nueva posibilidad narrativa y lindar con lo fantástico. Usurpa algo del lugar adjudicado al sueño o a la locura en las explica­ciones argumentales y allí sí va a disputar algunos dominios de las ciencias “puras” (como la medicina) o incluso impuras (como la psicología). Ensancha, en consecuencia, los topos litera­rios.

De acuerdo con García Martínez (quien lo ha incluido en su reciente antología), la primera versión conocida del relato fue publicada en Misceláneas (Buenos Aires: Imprenta Biedma, 1878, pp. 112-113). En cambio, Mizraje señala que apareció, bajo seudónimo, el mismo año en La alborada del Plata, revista fundada por Gorriti.

Espiritismo[1]

Una pobre costurerita de la calle de Santa Fe[2] salió una noche de su casa, entre once y doce, para esperezar[3] el cuerpo y dar un poco de aire a sus pulmones rendidos por el trabajo.

La calle estaba desierta y la muchacha iba a retirarse, cuando vio pasar delante de ella un joven, casi un niño, que deteniéndose a pocos pasos, púsose a tocar una flauta dulcísima que cautivó su oído, fijándola inmóvil con un pie en el umbral de la puerta y el otro en la vereda.

El joven se alejó así afuera, tañendo siempre el melodioso instrumento, y la muchacha quedose escuchándolo en un extraño arrobamiento.

De repente creyó ver que las casas se movían y caminaban, dirigiéndose al interior; y tras de ellas la campiña, que cual una marea, invadió la ciudad.

Y escuchaba siempre la flauta de dulce voz que tañía alejándose…

… Los rayos del sol, cayéndose perpendiculares sobre su cabeza, despertaron a la joven costurera, que se encontró vagando en un campo desierto, roto el calzado y los vestidos mojados con el rocío de la noche.

Unos pastores vascos que acertaron a pasar por allí dijéronla que se hallaba una lengua más allá de Saavedra[4].

Eran las doce del día. ¿Qué había sido de ella en ese espacio de doce horas del que no tenía conciencia alguna?

¡Misterio!

Juana Manuela Gorriti


* De acuerdo con Mizraje, Gorriti representa el «paradigma de las vi­siones locales en torno al fenómeno del espiritismo». Si en 1874, anota en su diario el orgullo que le provoca que su hija se iniciase en los misterios del espiritismo, once años después lamenta que «hombres de alto mérito» como José Hernández creyesen en este «disparate».

[1] He seguido el texto de Martínez, pero adecuando la puntuación a las normas vigentes. La excepción han sido los puntos suspensivos, que he mantenido tal cual, porque marcan el vacío que se produce en la historia.

[2] calle de Santa Fe: durante la época virreinal fue el Camino a Santa Fe. Renombrada varias veces, en 1822 fue bautizada como Calle Santa Fe. Actualmente es una de las principales avenidas de la ciudad de Buenos Aires.

[3] esperezar: desperezarse.

[4] Saavedra: en su edición del cuento, Martínez considera que se refiere a la localidad del Partido de  Saavedra, en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, también podría referirse al barrio de Saavedra, fundado en 1873, en el extremo norte de la ciudad de Buenos Aires.

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