Archivo mensual: enero 2013

Bibliografía en línea sobre La aurora en Copacabana de Calderón (1)

La hispanista alemana Gisela Beutler (1919-1996) dedicó dos artículos a La aurora en Copacabana de Calderón:

El primero, como su título reza, indagaba en el uso de adivinanzas en la comedia:

Se documenta en el artículo que el enigma (adivinanza) como «forma sencilla» (Einfache Formen, Jolles) se emplea en algunas comedias de Calderón. El enigma evocaba el interés del humanismo del siglo XVI, época en que se publicaron varias colecciones importantes de este «género chico» literario. Se usaba intercalar escenas bucólicas, en que había certámenes de adivinanzas, tanto en el teatro primitivo (Juan del Encina), como en la novela pastoril profana y «a lo divino». Lope de Vega nombra acertijos en El villano en su rincón. Calderón emplea la voz «enigma» como sinónimo de «complicada trama dramática» en Basta callar. En La aurora en Copacabana alude al acertijo de parentesco. En la misma comedia inserta de modo indirecto una antigua adivinanza tradicional sobre el viento, la que adquiere dentro del contexto dramático el significado demonológico de espíritu maligno (Idolatría). También Miguel Ángel Asturias en Mulata de Tal identifica un ser mítico y diabólico con «el viento».

La revista Indiana ha sido colocada en línea por el Ibero-Amerikanische Institut (IAI), de modo que el artículo completo puede consultarse aquí.

En el segundo artículo, publicado póstumamente y resultado del Coloquio Anglogermano de 1996, Beutler abordó diferentes aspectos de la comedia en los apartados que lo componen: «El milagro de Cuzco», «El culto mariano en Madrid», «El trasfondo americano», «El tema mariano o religioso», «La Idolatría». Entre sus aportes merece destacarse que la hispanista propuso que la comedia estaría relacionada con la expansión del culto de la Virgen de Copacabana en España y, en tal sentido, sugirió su vinculación con la entronización de una imagen de dicha advocación mariana en el Convento de los Agustinos (conocido como «Convento de Copacabana») en 1662. Esta hipótesis es generalmente adjudicada solo a Victor Dixon, quien la postuló en su reseña a la edición de Ezra Engling, publicada en 1998 (Bulletin of Hispanic Studies 75, pp. 264-266).

Saliendo de lo académico, cuando visité Hamburg (la ciudad natal de Beutler), experimenté una curiosa ilusión óptica. Esta es la bandera de la ciudad:

Bandera de Hamburg

Debido a que en algunas banderas que ondeaban en la ciudad (sobre todo en la zona del puerto) el escudo era más grande de lo normal y/o no estaba bien definido, a la distancia, para mi admiración, lucían como la bandera peruana. Komisch oder?

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De Tucapeles, Guacoldas y un virrey novohispano en el Perú

A finales de noviembre de 2012 fue publicado un artículo mío: «La onomástica y la toponimia de La aurora en Copacabana de Calderón», en el libro La voz de Clío: imágenes del poder en la comedia histórica del Siglo de Oro. En dicho trabajo rastreo la presencia de los personajes de Tucapel y Guacolda (originarios de La Araucana de Ercilla) en la comedia indiana, así como en el teatro colonial peruano. Asimismo, indago en la representación del cambio de nombre de la población indígena como consecuencia de su evangelización.

También dedico un apartado al personaje del virrey, Lorenzo de Mendoza, Conde de Coruña, quien no fue virrey del Perú (donde Calderón lo coloca), sino de la Nueva España. Finalmente, reviso la etimología de Copacabana. Al respecto, Calderón rebautiza al ídolo indígena como Faubro, siguiendo la equiparación del paganismo grecorromano con el paganismo indígena de los Andes, presente en las crónicas agustinas (Ramos Gavilán y Calancha) que empleó como fuentes.

El artículo completo puede consultarse en el siguiente enlace:

La onomástica y la toponimia de La aurora en Copacabana de Calderón”, en: La voz de Clío: imágenes del poder en la comedia histórica del Siglo de Oro, Mariela Insúa, Oana Sâmbrian y Antonie Mihail (ed.), Craiova (Editura Universitaria-Universitatea din Craiova), 2012, pp. 226-238, ISBN 978-606-14-0460-5.

Guacolda

Guacolda

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«Don Carlo» según Loriot

Loriot

Bernhard Victor Christoph Carl von Bülow (1923-2011), más conocido por su seudónimo Loriot, fue un prolífico humorista alemán, como lo demuestran sus diferentes incursiones en la literatura, televisión, teatro y cine. Profesaba un especial afecto a la música clásica y la ópera, por lo que en 1982 dirigió das humoristische Festkonzert por los cien años de la Filarmónica de Berlín, con cuya historia estaba vinculado por medio de un pariente lejano, Hans von Bülow, uno de los primeros directores de la celebrada institución berlinesa.

Otra muestra de la afición de Loriot por la música es su  Kleiner Opernführer (Pequeña guía de la ópera). En ella describe,  con su peculiar estilo, los argumentos de las principales obras del repertorio operístico. A continuación su comentario sobre el Don Carlo de Giuseppe Verdi, ópera basada en el drama de Schiller Don Karlos, Infant von Spanien.

Giuseppe Verdi
Don Carlos[1]

„Sie hat mich nie geliebt“, klagt der König von Spanien. Er meint Elisabeth, die Verlobte seines Sohnes, der seinerseits eine Prinzessin Eboli nie geliebt hat, die ihn jedoch liebt, wohl weil der König sie nie geliebt hat.

Kommt hinzu, daß Elisabeth Frau Eboli nicht liebt und weder Don Carlos vom Vater noch der Vater vom Sohn geliebt wird. Nur Don Carlos’ besten Freund, einen Marquis Posa, hat vorübergehend jeder lieb, zumal er sein Leben läßt.

Die Geschichte ist eindrucksvoll, aber mit Musik eben doch wohl besser als ohne.

“Ella nunca me amó”, clama el Rey de España. Él se refiere a Isabel [de Valois], la prometida de su hijo, quien por su parte nunca amó a la Princesa de Éboli, la que sin embargo lo ama, probablemente porque el Rey nunca la amó.

A esto se añade que Isabel no quiere a la Princesa de Éboli, ni Carlos es querido por su padre, ni el padre por el hijo. Solo al mejor amigo de don Carlos, un Marqués de Posa, todos lo quieren, porque este muere rápidamente.

La historia es impresionante, pero con música mucho mejor que sin ella.

Rolando Villazón como Don Carlo

Rolando Villazón como Don Carlo


[1] Loriot, Kleiner Opernführer, Zürich, Diogenes, S. 66.

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