En agosto del año pasado Hans van den Berg publicó su estudio Francisco Tito Yupanqui, siervo de Dios (La Paz: Universidad Católica Boliviana San Pablo), dedicado al escultor indígena de la Virgen de Copacabana. Dicho personaje, dramatizado por Calderón en La aurora en Copacabana, actualmente es el centro de una causa de beatificación; por ello, el propio autor entregó un ejemplar al Papa en el Vaticano en octubre pasado. El libro, como Van den Berg explica, está organizado a la manera de un tríptico:
La hoja del centro, la segunda parte de esta obra, contiene todos los textos sobre Francisco Tito Yupanqui que he encontrado en obras publicadas durante la época colonial y en obras que quedaron como manuscritos en archivos durante la Colonia y que han sido publicadas recién en el siglo pasado. Además, reproduzco un expediente de 1690 que contiene todo un conjunto de documentos que nos informan acerca de la ascendencia y descendencia de Tito Yupanqui.
En la hoja izquierda, la primera parte de esta obra, está el propio Tito Yupanqui. En esta parte ofrezco datos fidedignos acerca de su vida y analizo en profundidad el documento que él mismo nos ha legado, una relación que hizo sobre los años en que se esmeraba para hacer una imagen de la Virgen María. Además, comparo esta Relación, a la cual he querido dar el título de El vía crucis de Francisco Tito Yupanqui, con las otras versiones de su vida que encontramos en diferentes obras de la época colonial. Finalmente, presento en esta primera parte lo que podemos llamar la otra historia del entallador de la imagen de la Virgen de Copacabana, la historia de cómo diferentes escritores de esa época han ido creando la personalidad de Francisco a su manera.
Por último, la hoja derecha, la tercera parte está dedicada a la Virgen de Copacabana en la imagen que Tito Yupanqui hizo de ella. Sabemos todos que, una vez entronizada solemnemente la imagen de la Virgen en la iglesia de Copacabana, el 2 de febrero de 1583, despertó casi inmediatamente una reacción devota en aquel pueblo, devoción que rápidamente fue expandiéndose, primero a lo largo de la ribera occidental del lago Titicaca y después, aceleradamente, más allá, gracias, de modo especial, a lo que los devotos empezaron a experimentar como milagros de la Virgen. Esta tercera parte del libro, basada fundamentalmente en las obras de los agustinos Alonso Ramos Gavilán y Antonio de la Calancha, los dos autores más importantes en nuestra documentación, está dedicada enteramente a este tema de los milagros que María obró entre los que de alguna u otra manera la reverenciaban, presentándose delante de la imagen que Francisco Tito Yupanqui talló o de una réplica de la misma, e invocando su generosidad para con ellos.
El estudio de Van den Berg incluye, dentro de los textos que reproduce en la segunda parte, la tercera jornada de La aurora en Copacabana. Aunque es comprensible (por los objetivos de su investigación) que privilegiase los textos históricos, hubiese sido preferible que eligiese una mejor edición de la comedia. Al respecto, en Bolivia existe una edición de divulgación, realizada por el religioso Saturnino Gallego (La Paz: Bruño, 1992), que sin ser una edición crítica, es claramente superior a la de Linkgua, la cual Van den Berg emplea. Asimismo, en ella se da noticias sobre la existencia de una anterior edición boliviana, publicada en 1977 por Monseñor Juan Quiroz, presidente de la Academia Boliviana de la Lengua.
