Los días 1 y de 2 junio de este año se celebrará en Heidelberg el coloquio «La mirada sobre/del Otro en la literatura hispánica», que abarca desde el Siglo de Oro hasta el siglo XXI. En este momento, buscamos sobre todo ponentes para las mesas dedicadas a los siglos XVIII, XIX y XX. La convocatoria puede ser consultada aquí.
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El Inca Garcilaso y Latinoamérica hablan alemán
Si se busca los Comentarios reales del Inca Garcilaso en Karlsruher Virtueller Katalog (catálogo que permite realizar búsquedas en las bibliotecas de toda Alemania), la única traducción que aparece es la de Wilhelm Plackmeyer, con apéndices de Ursula Thiemer-Sachse. Fue publicada en 1983 por la editorial Rütten & Loening en el Berlín oriental.
En la República Democrática Alemana (RDA) hubo interés por Latinoamérica y se tradujeron diversas obras de autores de esta región. Por ejemplo, el mismo Plackmeyer tradujo algunas novelas del escritor peruano Manuel Scorza, quien militó en los sesenta en el Movimiento Comunal de Perú que defendía los derechos del campesinado indígena y tomó parte activa en las revueltas que entonces se desarrollaron. Derrotado el movimiento se exilió en París en 1968. En 1970 aparece Redoble por Rancas, la primera de una serie de novelas que llamó La guerra silenciosa, en la que representa la desigual lucha del campesinado contra los hacendados y la compañía internacional Cerro Pasco Corporation por la defensa de sus tierras. Plackmeyer tradujo esta y las tres siguientes novelas:
- Redoble por Rancas / Trommelwirbel für Rancas, Berlín y Weimar, Editorial Aufbau, 1975.
- Historia de Garabombo el invisible / Garabombo der Unsichtbare, Berlín y Weimar, Editorial Aufbau, 1977.
- El jinete insomne / Der schlaflose Reiter, Berlín y Weimar, Editorial Aufbau, 1981.
- Cantar de Agapito Robles / Der Gesang des Agapito Robles, Berlín y Weimar, Editorial Aufbau, 1984.
La publicación de un autor latinoamericano dependía de la sintonía con la política de la RDA. Así lo explica Jens Kirsten:
La censura sobre la literatura extranjera se llevó a cabo siempre de forma relativa; es decir, no fue categórica. Que la literatura de Latinoamérica pudiese publicarse en tan gran número en la RDA, no solo tiene que ver con que ella, a pesar de que comienza a utilizar a una nueva forma de expresión artística en los años sesenta, era y es una literatura socialmente comprometida y obligada. Los más significativos escritores de Latinoamérica fueron publicados en la RDA. En esta lista, sin pretender ser exhaustivos, se encuentran Borges, Cortázar, Puig, Amado, Guimaraes Rosa, Machado de Assis, Neruda, Mistral, Skármeta, García Márquez, Barnet, Carpentier, Lezama Lima, Asturias, Césaire, Depestre, Maximin, Fuentes, Rulfo, Paz, Ramírez, Roa Bastos, Arguedas y Vargas Llosa. Sin embargo, el momento de la publicación de cada escritor está relacionado con la evolución de la historia de la RDA, su política cultural y el trabajo de las editoriales como centrales de exploración literaria […]
No obstante hubo en la RDA un grupo de autores que no pudo publicarse. En muchos casos la imposibilidad de una publicación se puede entender sin la disponibilidad de documentación. [Como ejemplo] la publicación de disidentes [de la literatura cubana de los sesenta] como Guillermo Cabrera Infante o Heberto Padilla, quienes habían abandonado su país, era indiscutible. Del mismo modo era impensable la publicación de Reinaldo Arenas, quien por ser disidente y homosexual fue perseguido y cuyos libros se prohibieron en Cuba. A diferencia de las obras de Alexander Solschenisyn, Warlam Schalamow o George Orwell, cuyas claras opiniones y acusaciones contra el sistema comunista hacían imposible per se su publicación en la RDA o en un país socialista, en muchos casos factores externos fueron suficientes para la prohibición de autores latinoamericanos. En la RDA la separación entre obra y autor no tenía cabida. [1]
Volviendo al Inca, en la traducción de Plackmeyer se indica:
La traducción de la página 7 a la 421 sigue la edición Inca Garcilaso de la Vega, Comentarios reales de los incas, Montevideo, 1963; y de la página 422 a la 518, la de la Biblioteca de Autores Españoles, tomo 134, Madrid, 1960. Ha sido recortada [2].
Finalmente, en el apéndice de Thiemer-Sachse se menciona que la primera traducción al alemán fue realizada por Gottfried Conrad Böttger, quien había traducido La Florida, y publicada entre 1787 y 1788 en Nordhausen bajo el título: Geschichte der Yncas, Könige von Peru. Aus den Nachrichten des Ynca Garcilasso de la Vega (Historia de los Incas, reyes del Perú. De los relaciones del Inca Garcilaso de la Vega) [3].
Wenn man die Wahrhaftigen Kommentare von Inka Garcilaso de la Vega im Karlsruher Virtuellen Katalog sucht, ist die einzige Übersetzung, die dort erscheint, die von Wilhelm Plackmeyer mit einem Anhang von Ursula Thiemer-Sachse. Sie wurde 1983 in Ostberlin im Verlag Rütten & Loening veröffentlicht.
In der DDR gab es Interesse an Lateinamerika und mehrere Werke der Autoren aus dieser Region wurden übersetzt. Zum Beispiel hat Plackmeyer selbst einige Romane vom peruanischen Autor Manuel Scorza übersetzt, der in den sechziger Jahren dem Movimiento Comunal de Perú angehört hat, der die Rechte des einheimischen Bauerntums verteidigt hat, und eine aktive Rolle in den Bauernaufständen gespielt hat, die in diesen Jahren stattfanden. Nachdem die Bewegung zerschlagen worden war, ist Scorza 1968 ins Exil nach Paris gegangen. 1970 ist Redoble por Rancas erschienen, der erste Roman einer Serie, die er Der stille Krieg genannt hat, in der der ungleiche Kampf des Bauerntums für die Verteidigung seines Landbesitzes gegen die Großgrundbesitzer und die internationale Firma Cerro de Pasco Corporation dargestellt wird. Plackmeyer hat diesen und die folgenden drei Romane übersetzt:
- Redoble por Rancas / Trommelwirbel für Rancas, Berlin und Weimar 1975, Aufbau-Verlag.
- Historia de Garabombo el invisible / Garabombo der Unsichtbare, Berlin und Weimar 1977, Aufbau-Verlag.
- El jinete insomne / Der schlaflose Reiter, Berlin und Weimar 1981, Aufbau-Verlag.
- Cantar de Agapito Robles / Der Gesang des Agapito Robles, Berlin und Weimar 1984, Aufbau-Verlag.
Die Veröffentlichung eines lateinamerikanischen Autors hing davon ab, inwiefern er mit der Politik der DDR in Einklang war. So erklärt es Jens Kirsten:
Bei fremdsprachiger Literatur vollzog sich Zensur immer relativ, das heißt, sie war nicht kategorial zu fassen. Dass die Literatur aus Lateinamerika so zahlreich in der DDR erscheinen konnte, hat nicht nur zuletzt damit zu tun, dass sie, auch wenn sie sich in den sechziger Jahren einer neuen Form des künstlerischen Ausdrucks zu bedienen beginnt, eine sozial engagierte und verpflichtete Literatur war und ist. Die bedeutendsten Schriftsteller Lateinamerikas wurden in der DDR veröffentlicht. In einer Reihe ohne Anspruch auf Vollständigkeit stehen Borges, Cortázar, Puig, Amado, Guimaraes Rosa, Machado de Assis, Neruda, Mistral, Skármeta, García Márquez, Barnet, Carpentier, Lezama Lima, Asturias, Césaire, Depestre, Maximin, Fuentes, Rulfo, Paz, Ramírez, Roa Bastos, Arguedas und Vargas Llosa. Der Zeitpunkt des Erscheinens jedes einzelnen Schriftstellers steht jedoch in Zusammenanhang mit der Entwicklungsgeschichte der DDR, ihrer Kulturpolitik und der Arbeit der Verlage als Zentralen literarischer Erkundung […]
Dennoch gibt es eine Reihe von Autoren, die in der DDR nicht erscheinen konnten. In vielen Fällen lässt sich die Unmöglichkeit einer Publikation auch ohne das Vorhandensein von Dokumenten nachvollziehen. [Zum Beispiel] war die Veröffentlichung von Dissidenten [der kubanischen Literatur der sechziger Jahre], die ihrem Land den Rücken gekehrt hatten, wie Guillermo Cabrera Infante oder Heberto Padilla, in der DDR indiskutabel. Ebenso undenkbar war die Veröffentlichung von Reinaldo Arenas, der als Dissident und als Homosexueller verfolgt wurde und dessen Bücher man in Kuba unterdrückte. Im Gegensatz zu Werken von Alexander Solschenisyn, Warlam Schalamow oder George Orwell, deren klare politische Aussagen und Anklagen gegen das System des Kommunismus eine Veröffentlichung in der DDR oder in einem sozialistischen Land per se unmöglich machten, waren für die Unterdrückung lateinamerikanischer Autoren in vielen Fällen äußere Faktoren ausreichend. Eine Trennung von Werk und Autor fand in der DDR nicht statt [1].
Um zum Inka zurückzukehren, steht in der Übersetzung von Plackmeyer:
Die Übersetzung Seite 7 bis Seite 421 folgt der Ausgabe Inka Garcilaso de la Vega, Comentarios reales de los incas, Montevideo 1963, Seite 422 bis Seite 518 der Ausgabe in der Biblioteca de Autores Españoles, Band 134, Madrid 1960. Sie würde gekürzt [2].
Schließlich wird im Anhang von Thiemer-Sachse erwähnt, dass die erste Übersetzung ins Deutsche von Gottfried Conrad Böttger, der La Florida übersetzt hatte, ausgeführt und 1787/1788 in Nordhausen unter dem Titel Geschichte der Yncas, Könige von Peru. Aus den Nachrichten des Ynca Garcilasso de la Vega veröffentlicht wurde [3].
[1] Jens Kirsten, Lateinamerikanische Literatur in der DDR [Literatura latinoamericana en la RDA], Christoph Links Verlag [Editorial Christoph Links], 2004, S. 211 / p. 211.
[2] S. 4 / p. 4.
[3] S. 534 / p. 534.
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Cristobal de Molina y su Relación de fábulas y ritos de los incas
Cristóbal de Molina el Cuzqueño fue un sacerdote español que vivió en el Cuzco durante el siglo XVI. Ahí por encargo de Sebastián de Lartaún, obispo de dicha ciudad, escribió su Relación de fábulas y ritos de los incas, el único de sus escritos que se conserva. Antes de ella, había escrito una Historia de los incas, también por encargo del obispo Lartaún, la que actualmente está perdida.
La Relación de Molina debe entenderse en el contexto de las Informaciones del virrey Francisco de Toledo. En 1570 Toledo inició su visita por las provincias del Perú, con el fin de recolectar toda la información posible sobre la historia de los incas. Los objetivos de dichas Informaciones eran demostrar la legitimidad del dominio de Felipe II sobre los territorios americanos, organizar la administración virreinal y afianzar la expansión del catolicismo. Cuando un año después llegó a Cuzco, el virrey reclutó a Molina. Su interés en el cura se debió no solo a que este dominaba el quechua, sino también a que acompañó a Túpac Amaru en sus últimos momentos.
Molina ganó su fama de “lenguaraz” y de conocedor de la cultura inca gracias a que fue párroco del Hospital de Naturales del Cuzco y a su participación en las encuestas toledanas. Mantuvo esta reputación durante los siguientes años y ganó credibilidad entre los cronistas posteriores. Uno de sus lectores fue el extirpador de idolatrías Francisco de Ávila, quien encargó una copia de la Relación, la que se conserva en la Biblioteca Nacional de España.
Cuando Lartaún llegó a Cuzco en 1573, encargó al sacerdote la redacción de la Historia, pues el obispo estaba interesado en conocer la historia de los incas y requería informarse del estado de la evangelización. Aunque no se conocen las razones precisas para que encargase la Relación, lo más probable es que quisiera conocer las costumbres religiosas incas con el fin de realizar una labor de evangelización más efectiva, pues el movimiento idolátrico Taqui Onqoy había demostrado que la colonización no había conseguido los resultados esperados.
La Relación ha sido editada en más de una ocasión. En 2010 apareció en la colección Parecos y Australes de la editorial Iberoamericana, junto con un conjunto de valiosos estudios sobre la misma.
Cristóbal de Molina el Cuzqueño war ein spanischer Priester, der während des sechzehnten Jahrhunderts in Cuzco lebte. Dort schrieb er im Auftrag von Sebastián de Lartaún, Bischof der genannten Stadt, seinen Bericht über Fabeln und Riten der Inka, die einzige seiner bis heute erhaltenen Schriften. Bevor er diese Chronik schrieb, hatte er, ebenfalls im Auftrag von Bischof Lartaún, eine Geschichte der Inka verfasst, die verloren ist.
Der Bericht von Molina muss im Kontext der Berichte von Vizekönig Francisco de Toledo gesehen werden. 1570 begann Toledo seinen Besuch der Provinzen von Peru, um alle möglichen Informationen über die Geschichte der Inka zu sammeln. Die Ziele der genannten Berichte waren, die Legitimität der Herrschaft von Philipp II. über die amerikanischen Territorien zu demonstrieren, die vizekönigliche Verwaltung zu organisieren und die Expansion des Katholizismus zu bestärken. Als er ein Jahr später nach Cuzco kam, rekrutierte der Vizekönig Molina. Sein Interesse für den Priester ist nicht nur darauf zurückzuführen, dass Molina Quechua beherrschte, sondern auch darauf, dass dieser Tupac Amaru bei seinen letzten Atemzügen begleitete.
Dank seiner Tätigkeit als Gemeindepfarrer des Krankenhauses der Indianer von Cuzco und seiner Teilnahme an den Forschungen von Toledo, machte sich Molina einen Namen als guter Kenner des Quechua und der inkaischen Kultur. Während der nächsten Jahre behielt er seinen guten Ruf und gewann an Glaubwürdigkeit bei späteren Chronisten. Einer seiner Leser war der „Ausrotter“ des Götzendienstes Francisco de Ávila, der befahl, eine Kopie des Berichtes anzufertigen, die in der spanischen Nationalbibliothek aufbewahrt wird.
Lartaún gab, als er 1573 nach Cuzco kam, dem Priester den Auftrag, den Bericht und die Geschichte zu schreiben, denn der Bischof war daran interessiert, die Geschichte der Inka kennenzulernen und musste sich über den Stand der Evangelisierung informieren. Auch wenn die genauen Gründe, aus denen Lartaún den Bericht beauftragte, nicht bekannt sind; am wahrscheinlichsten ist, dass er die inkaischen religiösen Sitten kennenlernen wollte, um die Evangelisierung effektiver zu gestalten, denn die abgöttische Bewegung Taqui Onqoy hatte gezeigt, dass die Kolonisierung nicht die erwarteten Ergebnisse erreicht hatte.
Der Bericht wurde mehrfach verlegt. 2010 erschien er, ergänzt durch eine Anzahl von wertvollen Studien, in der Sammlung Parecos y Australes vom Verlag Iberoamericana.
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Una de Alejandro Magno
Al inicio del Sermón en las solemnes honras que el religiosísimo convento de Recoletos Agustinos de Madrid hizo al reverendísimo P.M.F. Miguel de Aguirre de Luis de Jesús[1] se recoge la siguiente historia sobre Alejandro Magno:
Inmortal se juzgaba y desvanecido oía con gusto le jurasen hijo del dios Júpiter Amón: Omnes iurant me esse filium Iovis. Quiso enseñarle un filósofo que era mortal. Púsose en su preferencia, llevaba una pedrezuela en la mano. Hizo traer un peso, puso en una balanza la piedra diciendo echasen pesas en la correspondiente. Hízose así, pesaba más la pedrezuela. “Echad más pesas”, instaba el filósofo. Mas gimiendo las balanzas con tanto peso, la pedrezuela todo lo rendía. Admirado miraba el suceso Alejandro y el filósofo entonces: “¿Esto te admira? Pues atiende”. Bajose a la tierra, asió de ella un puño y echándola sobre la pedrezuela se halló que la que naturalmente cubierta de tierra había de pesar más pesó tanto menos que no pesó más que otra de su tamaño y cantidad. Aquí llegaba la admiración de Alejandro, deseoso de averiguar aquel secreto. Y aquí el filósofo le descifró diciendo: «Tú, oh Alejandro, eres esta piedra, porque mientras vives es tanto tu valor que pesas más que todo el mundo, pues te sirve peana de tus plantas. Pero llegando la muerte y cubriéndote la tierra, no ocuparás más espacio que el más humilde hombre de la República, porque la muerte todo lo iguala y corta vidas sin distinción».
[1] La única copia catalogada de este sermón se encuentra en la Biblioteca Nacional de Chile. A pesar de las múltiples solicitudes del Servicio de Préstamo Interbibliotecario de la Universidad de Navarra, nunca nos respondieron. Por ello, mi agradecimiento a Miguel Donoso y Juan Manuel Escudero: al primero, por haber conseguido una fotocopia del texto; al segundo, por su intermediación.
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Copacabana de los Incas
Baltasar de Salas fue un fraile agustino, originario de Salamanca, que estuvo en el Alto Perú (la actual Bolivia) entre 1612 y 1626. Durante dicha estadía escribió una serie de informes sobre Copacabana, la ciudad a las orillas del lago Titicaca, centro del culto indígena al ídolo de Copacabana y, tras la colonización española, de uno de los principales cultos marianos de las Indias: el de la Virgen de Copacabana. La única edición que se conserva de dichos escritos es la que el franciscano Jesús Vizcarra Fabre publicó en 1901 bajo el título: Copacabana de los Incas. Documentos auto-lingüísticos e isografiados· del Aymáru-Aymára. Protógonos de los preamericanos.
Recibido negativamente por la crítica, tanto el libro como su autor (quien falleció en 1904, tras perder el uso de la razón) fueron desacreditados. Por ejemplo, Riva Agüero y Osma calificaba a Vizcarra como un «loco de remate» y a su libro como «Un deforme e ininteligible conjunto de desvaríos y disparates». La razón para estos adjetivos se encuentra en los límites poco claros entre lo escrito originalmente por el agustino y las intervenciones de su editor. Como Vargas Ugarte señaló: «[Vizcarra] con lamentable confusión, entreveró conceptos tomados del P. Salas con ideas de su propia cosecha, resultando un todo enigmático y absurdo».
Hasta la pasada década el único ejemplar de esta obra en Europa se hallaba en el Ibero-Amerikanisches Institut (IAI) en Berlín. En 2010 fue reeditada en Bolivia por la Fundación Flavio Machicado Vizcarra, acompañada de algunas reproducciones facsimilares de los escritos de Salas. Sus editores proponen releer la obra bajo una luz diferente: «se trata de una investigación original del autor sobre una serie de documentos inéditos y seguramente incompletos, guiada por un objetivo específico que […] puede ser más bien el resultado de la inquietud de un grupo de la sociedad paceña de finales del siglo XIX por indagar su propio pasado y del pasado indígena».
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