- Stagno fue el tenor de ópera que más duró. Su voz era tan mala que no se advirtieron en ella los signos de la decadencia.
- Lo peor de los tenores de ópera no es que hagan de enamorados, pues lo de enamorarse no depende de la obesidad. Lo peor es que se enamoran de ellos las sopranos, y hacen las mayores locuras por sus abundantes pedazos. Esto pone en tela de juicio el de las enamoradizas tiples[1].
- Al paraíso[2] del teatro van pobres señoritas que son, además, señoritas pobres.
- En La Africana, los tenores cantan O paradiso desde la batería[3] de luces, como si se refirieran a las localidades altas y no a las tierras descubiertas por Vasco da Gama.
- Alguien que se aburría en el Don Juan de Mozart dijo que se parecía a El barbero de Sevilla de Rossini. Según él, Mozart no había hecho más que presentir a Rossini.
Diccionario privado de Jacinto Benavente, ed. Blas Matamoro, Madrid, Altalena, 1980, s. v. “ópera”.
[1] «Voz humana más aguda, propia especialmente de mujeres y niños», «Persona cuya voz es la de tiple» (DRAE).
[2] «En algunos teatros, conjunto de asientos del piso más alto» (DRAE).
[3] «En los teatros, fila de lámparas situada en el borde del proscenio, sustitutiva de las antiguas candilejas» (DRAE).