(Traducción del artículo “Im Mikrokosmos der Demokratie” de Barbara Galaktionow, Süddeutsche.de, viernes 20 de setiembre de 2013. La primera parte aquí)
Partidos pequeños de izquierda
El Partido Comunista Alemán (Deutsche Kommunistische Partei) y el Partido Marxistaleninista de Alemania (Marxistisch-Leninistische Partei Deutschlands) llevan ya largo tiempo presentes en la política, a pesar de que desde la caída del bloque oriental el Partido Comunista ha perdido muchos miembros. Ambos partidos, debido a su orientación anticapitalista y su manifiesto objetivo de una sociedad socialista y, por tanto, comunista, son vigilados por la Inteligencia Alemana. Los dos apoyan una jornada semanal de trabajo de cerca de 30 horas o el abandono de la OTAN.
También pertenecen a los pequeños partidos de izquierda las agrupaciones de activistas establecidas en Berlín, conocidas como Partido de la Montaña-El Partido de Encima (Bergpartei, die ÜberPartei). Con campañas como la anual Batalla de los Vegetales (Gemüseschlacht) entre los vecinos de Kreuzberg y Friedrichshain (que es una protesta contra la fusión administrativa de ambos distritos), los miembros de este grupo de orientación anarquista-dadaísta quieren llamar la atención sobre sus objetivos. Su consigna: “se puede hacer política de forma divertida”.
Los diferentes entre los diferentes
Por debajo de los pequeños partidos se encuentran algunas agrupaciones que difícilmente se pueden clasificar en un determinado esquema. Así, el Movimiento por los Derechos Civiles Solidaridad (Bürgerrechtsbewegung Solidarität) intenta ganar votos con una mezcla de ideas de izquierda y derecha que resulta algo extrema. Debido al culto a la persona de su padre intelectual, el político estadounidense Lyndon LaRouche, tienen fama de secta política. Con su unificación con el Partido del Sentido Común (cuyo nombre suena verdaderamente imbatible) representan un liberalismo radical.
A primera vista resultan una paradoja el Partido de los No Votantes (Partei der Nichtwähler) y ¡No!-Idea, que quieren dar voz a los electores decepcionados. Mientras el Partido de los No Votantes formula en su manifiesto por lo menos exigencias concretas (más participación política entre las elecciones, el robustecimiento del federalismo), ¡No!-Idea se mantiene consecuente con su postura negativa. Prometen a sus simpatizantes que ellos no aprobarán ninguna ley, no aceptarán ningún cargo ni elegirán a nadie para alguno. No solo el parlamento debería estar incapacitado para tomar acuerdos, también debería ser elegido uno nuevo, propuestas que los otros partidos deberían considerar. De este modo, tras la aparentemente absurda idea de los partidos antielecciones, existe de todas formas un deseo políticamente serio.
Que el trabajo de los pequeños partidos puede realmente dar algunos resultados lo demuestra El Partido (Die Partei). El grupo, detrás de su líder y ex jefe de redacción de la revista Titanic Martin Sonneborn, experimenta mucha atención mediática, gracias a sus satíricas campañas y exigencias (como Existenzmaximum [1] o la construcción de un muro alrededor de Alemania). No solo eso: después de la no admisión del partido a las elecciones federales de 2009, ellos, con una campaña y una reclamación por irregularidades electorales, se ocuparon de que se reformase la ley electoral. Gracias a la Ley Sonneborn, como El Partido llama a este suceso, los minipartidos obtuvieron más derechos. Aunque no se abran camino hasta el Bundestag, algunas veces los partidos pequeños pueden marcar la diferencia [2].
[1] El Existenzminimum representa los recursos mínimos necesarios para la satisfacción de las necesidades materiales básicas. Sonneborn satirizó este concepto proponiendo un Existenzmaximum de un millón de coronas suecas.
[2] Más notas de este tipo pronto en el blog La Otra Alemania.